Síndrome de Déficit de Atención e Hiperactividad TDAH
Los
trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) vienen definidos por
la presencia de tres síntomas fundamentales:
1.
Disminución de la atención.
2.
Impulsividad.
3.
Hiperactividad.
En
realidad es mucho más que un trastorno.
Es
un síndrome de dimensiones enormes, que alcanza una gran cantidad de facetas y
se debería denominar “Síndrome de Déficit de Atención e Hiperactividad (SDAHA)
con mucha más propiedad que TDAH.
Comportamientos y manifestaciones mas
habituales del afectado por TDAH
Las manifestaciones o características más
habituales de este trastorno se relacionan con los siguientes comportamientos:
Su
actividad motriz los lleva a levantarse continuamente de su asiento, charlar
con los compañeros, hacer ruido... lo que provoca una interrupción constante
del profesor
Su
dificultad de concentración les hace distraerse fácilmente, llevándolos a
dedicar más tiempo de lo normal a la ejecución de las tareas escolares y a
obtener unos rendimientos más bajos. Ese bajo rendimiento escolar es consecuencia
también de una mala memoria secuencial, produciéndoles dificultades de
aprendizaje tanto en operaciones aritméticas, como en lecto-escritura.
Su
impulsividad los suele llevar a un deseo de terminar las tareas lo más rápido
posible, lo que provoca que cometan tantos errores, como comerse sílabas o
palabras cuando escriben o leen, confundir unas palabras con otras
A
todas estas características hay que sumarles el alto grado
de frustración que les produce el no realizar las tareas con la misma
rapidez y diligencia de sus compañeros, las continuas quejas de sus profesores,
el rechazo de sus compañeros, que en ocasiones les lleva a reaccionar con
rabietas o estallidos, mostrándose hacia los demás como una persona con poca
capacidad de autocontrol.
Todo
ello tiene como consecuencia que les provoque una
baja autoestima sobre si mismo apareciendo entonces otros trastornos como
la depresión y la ansiedad, trastorno de conducta, trastorno
oposicionista desafiante, en definitiva, una detección no temprana
les puede conducir a cualquier tipo de conducta disfuncional.
Etiología
No
hay duda de que el TDAH es un cuadro orgánico, con origen en deficiencias
anatómico-biológicas que afectan preferentemente a ciertas estructuras
cerebrales y que no es patrimonio exclusivo de los humanos. En seres el reino
animal superior (caballos, toros, perros, gatos, monos, etc.) pueden observarse
comportamientos similares. La etiología puede ser tanto genética como
adquirida, pero en ambas circunstancias con la misma base bioquímica como
origen del trastorno. La mayoría de los casos son hereditarios por vía
autosómica dominante por parte de ambos progenitores de manera similar. Además
de los casos hereditarios, están los de origen adquirido. En estos últimos años
se está observando un importante aumento de este grupo debido fundamentalmente
al gran número de niños prematuros y de peso muy bajo, a veces provenientes de
partos múltiples, que salen adelante gracias a los sofisticados cuidados
intensivos neonatales, predominando en sus secuelas la inquietud, la falta de
atención y la impulsividad
Diagnóstico
En muchos
casos puede diagnosticarse el síndrome en menos de dos minutos, solamente con
dejar al niño que se mueva “a sus anchas” por el recinto de la consulta y a
veces incluso antes, ya que la enfermera nos anuncia la inminente entrada de un
niño con este cuadro por la forma en que se ha comportado en la sala de espera.
Ello ocurre fundamentalmente en los hiperactivos. Cuando existe predominio de
déficit de atención, el trastorno vendrá referido por la historia clínica y por
el “oficio” del médico para detectarlo. Sin embargo, la Asociación Americana de
Psiquiatría (1994) establecía unos criterios diagnósticos, expresados en la
tabla I. Los criterios establecidos en Europa son más exigentes y, por ello,
las cifras de prevalencia del TDAH son mucho más bajas en Europa que en
cualquier otra parte del mundo.
Comentarios
Publicar un comentario